Sin titulo

ERa una noche, la más fría y obscura de todas,
britania esperaba a su madre en un cueva, escondida, sola...
se sentia impaciente por verla, habían pasado ya más de "4 horas" desde que su madre la había dejado ahi para protegerla de los belicosos,

no comprendía bn quienes eran pero solo había visto como mataban a su gente, destruían sus hogaras, e infundian terror en la gente
Intentaba tranquilizarce para esperar a su mama, pero sentía la necesidad insaciable de ir a buscarla
Se armó de valor y se adentró en el bosque a la busqueda de su madre, sin pensar si quiera en los riesgos que podría correr, ismplemente con la encesidad de estar junto de ella

la niña corria sin pensar ni saber a donde se dirigia

pero el miedo era el q le movia los pies. Un paso torpe la hizo tropezar y quedo lastimada de su pequeño pie; inmóvil, la niña comenzó a llorar en silencio con grran angustia


lo unico q pasaba por sucabeza eran las ultimas palabras q su madre le habia dicho:
-no hay de q temer, volvere por ti pero tienes q ser valiente, nada malo nos va a pasar- una mirada penetrante de preocupacion y un beso en la frente
el frio ya le habia entumecido las manos....

desesperada se arrrastraba a un buen escondite mientraas oia como los gritos depanico aumentaban cada vez mas
con la mirada
intentaba
encontrar a su madre
pero no había señales de ella
intento calmarse y tener pensamientos satisfactorios como q todo iba a salir bn como lo habia dicho su madre y q solo tenia q soportar un par de horas para volver a estar en sus brazos
mientras pensaba en eso, se iba adormilando poco a poco, el frío estaba congelando sus pulmones y su cerebro pero ella no se daba cuenta, segundo tras segundo, sentía como se le cerraban los ojos, pero de pronto
un fuerte ruido la sorprendio, podia olfateaer la sangre de el atuendo del belicoso, ella sabia que estaba ahí solo para matarla y podia imaginarse su hacha asesina en su cuello cuando de pronto se escucho de nuevo el silencio, pasaron unos minutos. Pero algo interrumpio ese silencio,
era el ruido de la cabeza de su madre rodando por el suelo hasta llegar a sus piernas.

Por: Ana Valdez y Juan Balcazar